martes, 1 de enero de 2013

¡Al diablo con sus instituciones!

Tres meses hace que no escribo por aquí... y es que los últimos tres meses del año han sido para mí (al menos durante los últimos cuatro años), los más ocupados, amargados... horribles.
Y es que los proyectos en los que trabajo -que, en teoría, son anuales- terminan ejecutándose en tres meses, con recursos limitados, con todo mundo haciendo las cosas en chinga y todo para terminar entregando documentos y reportes de resultados a una institución que no le interesa ni lo que hiciste, ni lo que lograste, ni a quién capacitaste ni si las mujeres involucradas lograron alguna mejora en su calidad de vida a partir de tu trabajo.
Al final, a esa institución sólo le preocupará si te gastaste todo el dinero que te dio, si lo gastaste bien o mal, o si sobró algo para que se los devuelvas y puedan repartirlo entre ellas.
Así las cosas en nuestro país, así las cosas en nuestras instituciones dedicadas al alcance de la equidad de género.
Y una ahí, haciéndoles el juego... recibiendo pagos de la lana de los impuestos de todas y todos para, al final, terminar haciendo nada. O peor, haciendo como que haces para que se vea que haces algo aunque no hagas nada.
Y no es que yo esté haciendo las cosas de esa manera, pero las instituciones que me contratan sí lo hacen... y me niego a continuar legitimándolas con mi trabajo.
Así que este año, aunque para ganar el varo que antes ganaba en 3 meses ahora tenga que chambear los 12 meses, no trabajaré en ello.
Así que, como diría alguna vez cierto político y eterno candidato presidencial:
¡Al diablo con sus instituciones!

jueves, 27 de septiembre de 2012

Machismo ¿"light"?

Con slogans como:
"Macho es mi novio que acepta que le gusta el pop"
"Macho es el que acepta que su novia maneja mejor que él"
"Macho es el que se preocupa por vestirse bien" 
"Macho es mi novio porque pide Coca Cola Light"
la refresquera lanzó hace unas semanas su nueva campaña publicitaria que ha causado polémica entre grupos y personas feministas en el país.


La idea de los anuncios -quiero pensar- refiere al cambio a veces no tan evidente que se ha comenzado a suscitar en los estereotipos de la masculinidad manejados por los medios de comunicación masiva.

Legisladoras, académicas y activistas se han pronunciado por el boicot a la refresquera y al producto en particular. Al respecto Marta Lamas escribió en un artículo de Proceso: 

puesto que la publicidad se ejerce bajo el presupuesto de la libertad de expresión y la censura queda fuera de lugar, tal parece que el boicot al producto es la única forma eficaz de expresar el repudio o la indignación que provocan imágenes que se consideran denigrantes o negativas. Así, a quién le moleste el anuncio, que deje de consumir Coca-Cola Light.

A mi parecer, el "si no te gusta, no lo compres" es una manera bastante simplista de enfocar las fuerzas y el análisis alrededor de los anuncios (además de que, como dice mi hermana, "es la aceptación, y más aún, la promoción, de que valemos sólo como consumidores/as").

A mí, una de las aristas que me parece valdría la pena analizar, es la aceptación e incluso la difusión -a través de estos anuncios- de que lo que estamos viviendo en nuestra sociedad esta fincado en el machismo (pero eso ya lo sabíamos, no lo tengo ni por qué explicar), pero que este machismo ya no es el machismo de Pedro Infante, Jorge Negrete o Fernando Soler, sino un machismo "light" donde los hombres son, cada vez, más "parecidos" a las mujeres.

Dice Loeza en otro artículo escrito al respecto:
Escuchemos lo que dice la publicidad: “Hoy, ¿quién es realmente un macho? ¿El más fuerte, el que no llora nunca, el que sale con 20 mujeres a la vez? No. Macho es el que está en pareja hace cinco años, eso es un macho. Macho es el que sale a correr en mallas, es el que acepta que otro hombre esté más galán que él, es el que sabe los programas de la lavadora, es el que se levanta a las cuatro de la mañana a cambiar pañales, eso es un macho."

¡Claro! ¡Ése es el nuevo machismo!

Un machismo donde los hombres son capaces de cambiar pañales pero no de aceptar la identidad homosexual de un hijo...
Donde los hombres no se sienten amenazados si la novia paga las "chelas" pero sí si su mejor amigo les dice "te quiero"...
Donde los hombres piden permiso en sus trabajos para ir al festival de la escuela pero no soportan tener a una mujer como jefa en la oficina...
Un machismo donde las mujeres aprecian la sensibilidad de los hombres mientras éstos sigan dispuestos a ser los principales proveedores en el hogar...
Un machismo de contradicciones...
Un machismo de medias tintas...
Pero, habría que preguntarse, ¿qué tan "light" es este machismo?
Este machismo que sigue violando, discriminando, matando... ¿Es un machismo "light"?

A mi parecer, los esfuerzos no deben enfocarse -al menos no solamente- a boicotear la venta del producto (siendo realistas y en el país con el mayor consumo de refrescos en el mundo, parece que estamos peleando una batalla ya perdida), tendríamos que comenzar a pensar en cómo construir ciudadanas y ciudadanos críticas/os ante la publicidad; tendríamos que comenzar a educarnos no para "no consumir" (lo cual, perdón, pero en el mundo en el que vivimos eso es ya imposible -se los dice alguien que da clases a un sector de la sociedad donde quien consume más, es mejor-) sino para "saber consumir". 
Es imperante resignificar el papel de consumidor/a y dotarle de un poder (más allá del adquisitivo), un poder que nos permita exigir mejores contenidos, mejores imágenes y mejores mensajes, que nos permita hacerle saber a Coca Cola y a cualquier empresa que tenga a bien hacer del machismo (o de cualquier práctica/ideología discriminatoria) un ideal a seguir, que nos estamos dispuestos y dispuestas a aceptarlo y que no sólo dejaremos de comprar sus productos sino que haremos lo posible porque su mensaje -y con él, un pedacito de la sociedad- cambie.

jueves, 2 de agosto de 2012

#LaNocheDeLasPublivíboras


Hace una semana asistí a una reunión con La Cabaretiza A.C., quienes invitaron a personas y organizaciones interesadas en el tema a la presentación de la campaña de "Las Publivíboras", un Observatorio de Violencia de Género en los Medios de Comunicación cuyo fin es que la ciudadanía se sensibilice sobre la importancia que tienen los medios de comunicación y la publicidad en la construcción y preservación de los estereotipos de género, el sexismo y la misoginia que derivan en violencia de género y violencia contra las mujeres.
(Yo misma publiqué un artículo al respecto, el cual se puede leer aquí).


La campaña consiste en que las personas identifiquen y denuncien las publicidades que les parezcan ofensivas o promotoras de violencia; si les es posible deberán pegar sobre el anuncio publicitario calcomanías con la leyenda "Esta publicidad es ofensiva contra las mujeres" (las cuales podrán conseguir en el Teatro Bar El Vicio), sacarle una foto y compartirla en la página de facebook http://www.facebook.com/lacabaretiza o de twitter https://twitter.com/lacabaretiza utilizando el hashtag #LaNocheDeLasPublivíboras.



Con los anuncios denunciados, se armarán ternas y se realizará una ceremonia de "anti-premiación" donde se "reconocerá" a las campañas publicitarias más violentas. Esta ceremonia denominada "La Noche de las Publivíboras" será el próximo 14 de octubre en el Teatro de la Ciudad en el Distrito Federal.

Al mismo tiempo en que esta campaña se lleva a cabo, La Cabateriza, A.C. se propone generar espacios de reflexión sobre la relación entre Medios de Comunicación y Violencia de género en universidades y espacios públicos, todo ello bajo la "perspectiva de cabaret" mediante la cual aplican el humor, la sátira y la diversión a estos temas "tan serios".

Dejo el video de lo que fue la ceremonia del año pasado, para que se animen a participar:



sábado, 28 de julio de 2012

¡Derrotemos al patriarcado!


¡DERROTEMOS AL PATRIARCADO!

¡APLASTA AL PATRIARCADO!

¡DESTRUYE AL PATRIARCADO!


Frases como éstas son y han sido muy utilizadas por las feministas alrededor del mundo. Y es que el "patriarcado" como término que designa a la estructuración de la sociedad en la que se privilegian los deseos, derechos y realidades de los hombres, designando a "lo masculino" (y todos los símbolos y significados que ello conlleva) como lo "naturalmente" superior, válido y digno de reconocimiento, sigue siendo uno de los enemigos a vencer si estamos buscando que el principio de la no discriminación rija dentro de nuestras sociedades.


El problema es que se piensa que el patriarcado sólo está presente en los mensajes sexistas de los medios de comunicación o en la violencia machista ejercida día a día dentro de muchas relaciones de pareja o en las decisiones gubernamentales que regulan la libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos o  los comentarios homófobos de los jerarcas eclesiásticos que coartan la libertad de las personas con orientaciones sexuales o identidades genéticas distintas a la hegemónica. 


Así, muchas veces se nos pasa de largo que el patriarcado está  en todas las personas, todxs lo alimentamos, lo reproducimos y lo actuamos en diversas situaciones y conductas tan imperceptibles y cotidianas que ni cuenta nos damos.


María Jesús Izquierdo, feminista catalana cuyos puntos de vista son fuertemente debatidos por controversiales, propone en un artículo muy provocador (que se puede leer aquí) "considerar las condiciones estructurales que hacen de nosotras y nosotros lo que somos, evitando denunciar el sexismo mediante la proyección de la responsabilidad sobre un enemigo exterior imaginario".


Poner en práctica esta idea, implica asumir que las propias conductas, pensamientos, sentimientos, etc. están "impregnados de patriarcado" y que "derrotarlo" implica un trabajo de autocrítica, autocuestionamiento y autoreflexión, un viaje por los parajes tenebrosos de nuestro interior que muy pocxs estamos dispuestxs a emprender.


María nos reta (y se reta a sí misma) argumentando que la lucha política -en donde incluye al feminismo sin excluir a otros movimientos sociales-, debería 
"tener en su punto de mira acciones orientadas a combatir el sexismo y el patriarcado entendiendo que las conductas de los hombres y las mujeres son, sobre todo, el producto de las condiciones estructurales, tanto económicas como psíquicas, y como tales deben ser consideradas. Finalmente, habrá que tener en cuenta la dimensión ética del problema. La responsabilidad que todos y todas tenemos como sujeto que, aún siendo el producto de unas circunstancias históricas que no ha elegido, no renuncia a cambiar el curso de los acontecimientos. Poner en práctica el principio que nos caracteriza, el de la reflexión sobre sí mismo, interviniendo activamente en el curso de la historia y de su propia biografía."
Con grandes dificultades y bastantes descalabros, yo he intentado tomar este principio como rector de mi reflexión y quehacer feministas a lo largo de los años. Las gafas violetas son imposibles de quitar cuando de mirar la realidad se trata y yo intento sacármelas sólo para girarlas y mirarme en su reflejo.


Me  pasó hace un momento mientras leía un cuento de Cristina Rivera Garza contenido en su libro "Ningún reloj cuenta esto". La trama del relato en cuestión en realidad no viene al caso en este momento, sólo comentaré una escena donde el protagonista entra a un bar en donde:


UNA PAREJA SE BESA EN EL SILLÓN DE LA ESQUINA
Al leer "Una pareja se besa en el sillón de la esquina", mi mente inmediatamente asoció la frase con la imagen de "una mujer y un hombre" que se besaban sobre un sillón. 


En mi mente no hubo cabida para la diversidad, para la disidencia, para la no-heterosexualidad en la escena literaria.

En mi mente, la heteronormatividad está instalada sin cuestionamientos... 

Para mi "confort", los cuestionamientos vinieron después...

En mi estómago hubo un retortijón y en mi pecho una presión... y es que darme cuenta de que en mí los prejuicios siguen operando de manera "natural", sigue provocándome una sensación de incomodidad conmigo misma que cuesta trabajo experimentar.

Pero esta incomodidad y estas reflexiones que se suceden después de que me pasan este tipo de cosas, me hacen saber que voy por el buen camino y que sigo contando con la posibilidad y la disposición de, como dice Izquierdo, intervenir activamente en el curso de la historia y de mi propia biografía.

Sé que es un ejercicio cotidiano y muchas veces imposible de realizar, pero sigo intentándolo día a día... es mi lucha más constante para derrotar al patriarcado.

sábado, 21 de julio de 2012

22-J Día Internacional del Trabajo Doméstico


Cuando desaparezca la última criada, 
el colchoncito en que ahora reposa nuestra conformidad, 
aparecerá la primera rebelde furibunda.
ROSARIO
CASTELLANOS
(1970)

Mañana, 22 de Julio, es el Día Internacional del Trabajo Doméstico.


Ése que sólo que se ve cuando nadie hace...
Ése que, de tan tedioso y difícil que es, nadie reconoce (de hecho, la gran mayoría de los casos, no se paga).
Ése que reproduce día a día condiciones de desventaja y prácticas discriminatorias para las personas (generalmente, mujeres) que lo realizan.

Cuando el trabajo doméstico se realiza a cambio de remuneración económica, las trabajadoras -en México y en muchos otros países- se enfrentan a la violación sistemática de sus derechos laborales (por decir lo menos).

Citaré las palabras de Mary Goldsmith -investigadora de la UAM-Xochimilco que, desde años, se dedica a escribir sobre el tema- para hacer evidente la discriminación a la que se enfrentan las y los trabajadoras domésticas:

La discrimi­nación ha sido parte del trato a las y los trabajadores del hogar casi siempre; a lo largo de los años, se puede observar en los nombres despectivos, en la caracteri­zación de este sector en los medios, en los chistes y en los refranes. Incluso en la legislación laboral y en la jurisprudencia persiste la noción de servidumbre res­pecto a esta actividad, de manera que se ha negado a las y los trabajadores del hogar algunos derechos que sí tienen los demás trabajadores. En ocasiones, la dis­criminación se ejerce de manera velada, con un tono maternalista-paternalista, cuando un empleador o em­pleadora dice con afecto: “Es como de la familia” (con el subtexto de que la persona debe sujetarse a las je­rarquías familiares); en otras, se maniiesta de manera explícita y denigrante, como cuando se asigna a una trabajadora utensilios y platos especiales por temor a la “contaminación”.
En el trabajo del hogar remunerado están impresas las huellas de las desigualdades sociales de raza, clase y género: también éstas orillan a las personas a em­plearse en esta ocupación, pues no tienen acceso a otras oportunidades; además, se reproducen de ma­nera cotidiana en las relaciones laborales. Recuerdo que una trabajadora me relató hace años que la niña a quien cuidaba rayaba las paredes todos los días, y cuando le llamaba la atención, le respondía: “Yo pue­do hacer lo que quiera. Tú estás aquí para limpiar las paredes”. (ENADIS, 2010, Resultados sobre trabajadoras domésticas)

Esto en cuanto al trabajo doméstico remunerado pero, ¿qué sucede con el trabajo doméstico que nadie paga?
Ése que hacen las "amas de casa", 
ése que sólo se enaltece en el Día de las Madres a través de los "regalos perfectos para mamá" (que, por supuesto, incluyen lavadoras, planchas, refrigeradores, aspiradoras, etc).
Ése que sólo se reconoce cuando... 
bueno, casi nunca se reconoce...
Es necesario comenzar no sólo a reconocer las labores que realizan las mujeres en el hogar sino también a compartirlas... 
¿es eso un "sueño imposible"?

Veámos...


miércoles, 18 de julio de 2012

Alemania, el “Vocho”, el Führer y una canciller alquimista...

Para Pablo, quien se acaba de poner las gafas violeta y, al parecer, no piensa quitárselas.

Cuando uno de mis alumnos en la Licenciatura en Psicología de la Ibero me expuso sus primeras ideas sobre este texto, pensé "Si este chavo logra plasmar en papel lo que está explicando en el pizarrón, será un análisis interesantísimo de leer".

No me equivoqué. Y cuando la noche anterior al fin del semestre y después de varias horas de calificar ensayos y exámenes me encontré con el suyo, no sólo me interesé sino que ¡me reí muchísimo!

Por eso decidí compartirlo aquí, para que lo lean y se rían y descubran -o comprueben- que el género lo atraviesa todo, hasta un pequeño carrito familiar...


Violeta

PD. Me permití introducir algunas imágenes que consideré pertinentes. El texto está en proceso de edición para su publicación así que si les interesa tomar un fragmento pedimos se cite al autor y la fuente.
Alemania, el “Vocho”, el Führer y una canciller alquimista en relación con la construcción de género.
Pablo Andrés Cruz Franco


Este texto discute y reflexiona sobre el posible paralelismo entre la historia del popular automóvil de Volkswagen y la del pueblo alemán tras el dominio del régimen nazi en relación con la construcción social del género en ese país. Así mismo se reflexiona sobre cómo Alemania con su gran poder e influencia esparcen la naturaleza de esta construcción a gran parte del mundo occidental a partir de este ícono del automóvil y objeto de culto de su pueblo. El “vochito” entonces se transforma en un ente metamórfico sujeto al diálogo global. Sin embargo, tras el pasar del tiempo parece que el vehículo en vez de evolucionar se aferra a sus raíces y se estanca en el patriarcado y posiblemente, el machismo.

En 1933, Adolf Hitler ordenó a Ferdinand Porsche desarrollar un Volkswagen, cuyo significado literal es: “Automóvil del pueblo”. El epíteto Volks-, que alude a lo “relativo a la gente o al pueblo” fue aplicado constantemente a otros bienes de consumo auspiciados por los Nazis; por ejemplo, el Volksempfäger (“la radio del pueblo”). De esta forma, se añadía a cualquier sustantivo para crear una sensación plástica de orden encaminado al “bienestar”. Hitler requería un vehículo básico capaz de transportar dos adultos y tres niños a 100 kilómetros por hora. El “Automóvil del pueblo” estaría disponible para ciudadanos del la Alemania Nazi a través de un esquema de ahorro por un precio relativo a lo que ahora cuesta una motocicleta pequeña, menos que una Vespa Italiana. Endeudamiento eterno, pagos pequeñitos. ¿Les suena el título “1984” de George Orwell?.

El régimen Nazi dirigió su atención a la conformación de la familia, un núcleo estratégico para la administración del poder en el régimen. Hitler percibía el índice de natalidad como un requisito para la victoria en el campo de batalla. El miedo de los Nazis puede ser mostrado en esta comparación: en 1900 el promedio de natalidad anual fue de 3.3 mil, mientras que en 1930 era de 14.7 mil nacimientos”. Los nazis trataban de “restaurar la familia a su debido lugar”. De acuerdo al régimen, la oleada de nacimientos reflejaba un voto de “confianza en el régimen” que las personas manifestaban. En 1939, el promedio anual de fue de 20,400 nacimientos. Existían incentivos para que las familias fueran más grandes, préstamos maritales y subsidios para niños. El término familia fue reservado oficialmente para padres heterosexuales con tres o más hijos (Grunberger, 1987). (posiblemente, en este apartado, la traducción del alemán al español sea literal; no tomaremos en cuenta lo acordado en las reglas de nuestro idioma ante la pluralización de lo masculino en un sustantivo.)


Durante el régimen, el aniversario de la madre de Hitler, el 12 de Agosto (¡mi vida!), todas las madres fértiles eran premiadas con el Honor de “Madre Alemana” en sus distintas jerarquías: Honor de Bronce si tenían más de cuatro hijos, Plata para más de seis y Oro para más de ocho hijos. La medalla se acompañaba de un mensaje motivador que aclaraba la posición del fin último de la mujer: “Yo doné un niño al Führer”. Así mismo, el régimen prohibía la propaganda sobre anticonceptivos; las clínicas de control natal, mientras que el aborto se definía como un “acto de sabotaje contra el futuro racial de Alemania” (Grunberger, 1987).

Sobre algunos de los datos curiosos pertinentes a nuestros objetivos, hay que recalcar que Hitler admiraba la tradición militar musulmana pero consideraba a los árabes como “racialmente inferiores”. (Speer, 1971). Dentro del Imperio Nazi. Nueva York: Avon.) ¡Cuánta sabiduría oh, mi Führer! Tu siempre visionario del futuro del cristianismo que tan bien te ajusta. Hitler creía que los Alemanes; “racialmente superiores”, en conjunto con el Islam hubieran podido conquistar el mundo entero durante la edad media (Spiro, 2008). Pensamientos tan priístas cargados de valor moral eran los que caracterizaban a “mi Führer”. ¿No les parece a veces, el Volkswagen o Vochito un tanquecito de guerra divino?

A pesar de haber tocado un poco el rol de la madre, debemos señalar el por qué la mujer en el Imperio Nazi eran una piedra angular en la política social nazi. El imperio se opuso al movimiento feminista ya que éste dañaría los objetivos del régimen y por lo tanto a su oportuna administración del poder público. El estado constituiría una sociedad patriarcal en la que las mujeres alemanas debían concebir su mundo con sencillez y visión a futuro; es decir, su mundo se traduciría a: su esposo, su familia, sus hijos y su hogar (Pauley, 2003). ¡Qué libertad de albedrío se respiraba en el Imperio!. Tienen tanto que aprender estos posmodernos de ahora. Emplear a la mujer era económicamente dañino para las familias, para la comunidad, para el régimen, entonces Hitler decidió tomar las medidas necesarias y remunerar a las mujeres con el 66% de lo que un hombre ganaría en las mismas circunstancias laborales (Pauley, 2003).

Vaya, Él régimen (mayúsculas y tilde meramente ajenas al sarcasmo) requería que las mujeres apoyaran “activamente” al estado a través de lo que les era pertinente, es así que el Führer designa a Gertrud Scholtz-Klink (atentos a esta Gertrudis) como líder de la Liga Nacional Socialista de la Mujer, que instruiría a la mujer en su rol primario en la sociedad: el cuidado de los niños y la servidumbre al varón - “la misión de la mujer es ser el cuidado en su hogar y servir al hombre hasta el último momento de su existencia.” (Pauley, 2003) (y a los demás hombres cuando el suyo falleciera). Es así que el régimen nazi desalentaba la búsqueda de una educación superior en la mujer desde la escuela secundaria. El número de mujeres inmersas en la educación secundaria cayó drásticamente de 437,000 en 1926 a 205,000 en 1937; alrededor de un 53% (Rupp, 1978).

En fin, cayó el imperio nazi y a pesar de que hasta el momento esto se asemeje a un curso de historia universal, no lo es, así que pasemos al siguiente punto: Se acaba la guerra, lo que no necesariamente conlleva a la paz. Las fuerzas del Reino Unido toman Alemania y disuelven organizaciones y empresas nazis en su totalidad. Pero recordemos que los británicos tienen una de las personalidades más carismáticas entre los europeos, así que tuvieron la suficiente misericordia para no disolver algunas empresas que llamaremos “pseudo-privadas-paraestatales” ya que, a pesar de satisfacer necesidades de control por parte del régimen (como todo), algunas también satisfacían necesidades del pueblo alemán, entre ellas: Volkswagen y el, a pesar de no ser británico, carismático “Vochito”. Alemania se divide en dos partes y la empresa se encuentra bajo la jurisdicción de La Regeneración Alemana Occidental en 1949.

Pasan los años cincuenta y el “vochito” sin cambios. Llega un ganador (¿alemán? - ¡sí!, Alemania “perdió” la guerra pero ganó en el texto) del premio Nobel de literatura: Hermann Hesse con su “Siddharta” y en conjunto con Janis Joplin contagian al mundo con la “onda groovie” y cosas locas. La cultura pop y Warhol empapan al mundo y es así que nuestro vehículo favorito toma las riendas del contexto. El auge del Volkswagen se destapa de 1961 a 1975 y ningún hippie que haya leído el “Siddharta” y textos sobre la psique y los medios de comunicación se escapa del deseo mainstream de tener un “escarabajito”. La política en Alemania también se ve beneficiada por el Canciller Erhand quien es el padre del milagro económico alemán y está cargado de tendencias liberales. Los hippies de todo el mundo toman el “divino tanquecito de guerra” nazi y con ayuda de un poco de LSD lo convierten en su bandera de paz y amor. Lo “feminizan”, vaya. ¿Qué argumentaría Darwin sobre esta consistente supervivencia y metamorfosis de un vehículo?.

Alemania pasa por un periodo político y económico perezoso con los cancilleres Schmidt y Kohl del 74 al 89 hasta que las letras de The Wall de PInk Floyd tienen la suficiente fuerza para derribar el grafitti que separa a la Alemania donde nace el Sol de a la Alemania donde se pone el mismo. Es aquí donde parece ser que el dejá vu de canciller alemán (ambos tenían el mismo apellido: Kohl) cansado e incapaz de satisfacer a ésta nueva Alemania reunificada no tienen para donde ir hasta que ¿adivinen quién da un paso en su evolución Darwiniana?. Sí, el “vochito” se convierte oficialmente en lo que en México conocemos como el popular Beetle. Es entonces que en la cultura “ultra-occidental” o “de éste lado del charco” las mujeres con una rosa en el tablero como arma y Barbie con pintura rosa, le arrebatan la bandera a los hippies y toman el poder del Beetle. Es así que las niñas en todo el mundo son educadas con este “combo Barbie” que se vende por separado y a propósito, o no, se salpican de un poco de lo que Hitler mandó hacer a nuestra queridísima Gertrud (a.k.a. Gertrudis) Scholtz-Klink en la Liga Nacional Socialista de la Mujer del imperio nazi.

Llega 2005 y Angela Merkel desligada de argumentos como “porque soy mujer” o “la mujer tiene palabra” toma la batuta de Alemania. A la Mutti o “Madrecita”, como la llaman algunos por allá, ha sido nombrada la mujer más influyente y poderosa del mundo; posee un doctorado en Física Química gracias a la investigación que ha hecho referente a la Química Cuántica y su carrera política comenzó cuando fomentó la reunificación alemana. Angela posee el conocimiento, la capacidad, la habilidad y las actitudes que cualquiera desea. Es responsable de una mejora indiscutible en la productividad económica de su país y en la administración de toda Europa tras la crisis actual. Pero, por otro lado, hay que tomar en cuenta que Merkel es integrante del Partido de la Unión Democrática Cristiana y que a pesar de haberse divorciado hace más de treinta años, sigue usando el apellido de su ex-marido: ¡Merkel!. La política de esta mujer se basa en primera instancia en defender a la familia como fundamento de la sociedad: no a la clonación; no a la eutanasia; no al aborto y no al multiculturalismo en su país. Éste último argumento nos deja reflexionando sobre la flexibilidad del pueblo alemán en los últimos setenta años. Alemania sigue teniendo un fuerte domino, poder y control del mundo. Pensemos: ¿Qué propone Angela Merkel en género y sexualidad? Si el régimen nazi siguiera en pie no hay duda de que el 12 de Agosto le concederían el Honor de Madre Alemana con el distintivo no de bronce, ni plata, ni oro, si no de titanio, plutonio o uranio (añadiendo que nuestra Mutti favorita fue Ministro de Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear). Angela no tiene hijos y hay un oscuro murmuro psicoanalítico y Freudiano que proviene desde la frontera con el sur, desde Austria, en el que se distingue algo así como que “es posible que Angela esté usando inconscientemente ese “instinto maternal” para cobijar una Alemania que ha perdido su Padre.



Una hipótesis es que ese inconsciente sale a la luz a través de nuestro querido “vocho” cuya propaganda según esta nueva y última transformación en 2012, dice It’s a boy y NOT girl power que traducimos como una especie de ritual de cambio de género en el que Adolf Hitler se apodera del inconsciente colectivo Jungüiano y susurra a los alemanes que algo está mal con el “automóvil del pueblo”. Este tanquecito debería ser un hombre según las costumbres cristianas de Merkel.

Volkswagen está tratando de masculinizar al Beetle por cuestiones de mercadotecnia, entendemos por esto el definirle una apariencia más agresiva (digna del varón). Esta transformación del Beetle parece ser paralela a la de Alemania, metamorfoseándose como Kafka en un ciclo que emula un espiral infinito que parece un “Eterno Retorno” según el más importante filósofo alemán, Nietzsche.

Reflexionemos sobre este paralelismo entre la historia del género de un pueblo en el contexto mundial y un propio objeto de culto que ha estado sujeto de estas “transformaciones” en su sociedad, el Volkswagen. De acuerdo a Marina Subirats (1994), los países que fueron y siguen influenciados por la religión ortodoxa del cristianismo tienen menos posibilidad de coeducación. Su modelo económico por más fuerte que sea, sigue sujeto a esta dualidad polar en la constitución y en el trato a los géneros femenino y masculino. El modelo de familia debe ser estática cómo en un principio lo planteó Hitler en los términos para el diseño del Volkswagen para que el mercado funcione adecuada y repetitivamente. Estas sociedades están esclavizadas en un ciclo sin fin.
Angela Merkel posee un papel fundamental en la correlación de la doctrina y la praxis que propone Marina Subirats (1994). Por un lado, posee el conocimiento científico, el dominio tecnológico, la distinción en los sustantivos femeninos del alemán en comparación con el español, entre otras ventajas. Sus ataduras al cristianismo son obstáculos clave en lo que propone Subirats. Angela tiene la capacidad de romper el muro por segunda vez en la historia de Alemania y así también, puede brindarnos a todos los que nos ocupamos sobre la coeducación y la transformación de la construcción del género, posibilidades. Recordemos que a pesar de que todo el cristianismo, el inconsciente del régimen nazi y la cultura machista unan sus fuerzas, Angela tiene un doctorado en Química Cuántica y a pesar de parecer idealista; esotérico; pasivo; sumiso y de esta forma vinculado con lo que antes comprendíamos como meramente “femenino”, Merkel puede tener dones de alquimista y hacer magia para romper la teoría, un (ahora) inexistente muro de Berlín y el muro que nos separa de la pluralidad de identidades de género.


Referencias

1. Grunberger, R. (1987). A social history of the Third Reich. U.K.: Pelican Books

2. Spiro, J. P. (2008). Defending the Master Race: Conservation, Eugenics, and the Legacy of Madison Grant. Lebanon, New Hampshire: Universidad de Vermont.

3. Pauley, B. (2003). Hitler, Stalin & Mussolini: El totalitarismo en el Siglo XXI. Italia (2 ª ed.), Wheeling: Harlan Davidson

4. Rupp, L. (1978). Mobilizing Women for War: German and American Propaganda, 1939–1945. Princeton, N.J.: Universidad de Princeton.

5. Subirats, M. (1994). Conquistar la igualdad: la coeducación hoy. Revista Iberoamericana de Educación, Número 6. Barcelona, España.

domingo, 15 de julio de 2012

Feministeando, contradiciendo...

"¿Que me contradigo a mí misma?, pues sí, me contradigo. 
Soy inmensa, contengo multitudes." 
W.Withman

Leí esta frase hace ya un buen tiempo en el perfil de mi querida @perifericah. No dejé de pensar en lo mucho que "me acomoda" la frase y en lo atinada que es cuando de feministas se trata...

Y es que el feminismo (o ya debería comenzar a decir "los feminismos") como movimiento social político, ideológico o como paradigma del conocimiento, tiene y ha tenido siempre contradicciones -algunas evidentes, algunas no tanto, algunas que incluso han puesto en entredicho al movimiento como tal-; pero cuando hablamos del feminismo en lo individual, el feminismo encarnado en las mujeres -y hombres- que lo practicamos, estas contradicciones tienen efectos insospechados.



Y es que las feministas (y seguiré hablando en femenino porque en este 'mundillo' las mujeres seguimos siendo mayoría) tenemos una especial vocación por la crítica y el cuestionamiento; vocación tan feroz que muchas veces, y esto la hace aún más poderosa, llega a poner el dedo en nuestras propias llagas.

Así, nos autocuestionamos (al menos así me sucedió a mí) cuando nos damos cuenta de que, a pesar de que estamos de acuerdo -al menos teóricamente- con la teorías del patriarcado que apuntan que las relaciones sexuales hombre-mujer son relaciones de dominación-, ¡a nosotras nos gusta (¡oh! ¡gran traición!) coger con hombres!

Nos sucede algo parecido cuando, sabiendo que la maternidad no implica necesariamente la interrupción de tu carrera profesional o de tu vida social, terminas posponiendo una junta de trabajo o perdiéndote la celebración cumpleañera de tu mejor amigo porque a tu hija o hijo le duele la muela.

Contradicciones más 'banales' se suscitan cuando, a pesar de cuestionar a ultranza los estereotipos femeninos de la belleza impuestos por la sociedad y los medios de comunicación, una noche, mirándote al espejo, comienzas a pensar que sería bueno comprarte esa nueva cremita anti-arrugas o irte a correr cada mañana para bajar unos cuantos kilos.

Cuando estos cuestionamientos (hechos hacía mí y por mí pero también por otras) consumían mis noches y apretujaban mi corazón feminista, me encontré con esta frase tan adecuada:

"¿Que me contradigo a mí misma?, pues sí, me contradigo..."
Y es que así como en esta sociedad sexista a las mujeres se nos exige constantemente "actuar como mujeres" sin caer en conductas que nos alejen del estereotipo, las feministas (en nuestro 'mundo feminista') nos exigimos constantemente ser congruentes y no caer en contradicciones...

En esta frase se afirma la contradicción, no como un defecto sino como una virtud y una realidad tajante, como seres humanas es imposible no contradecirnos... porque somos inmensas... contenemos multitudes.

En mi actuar como feminista-investigadora-profesora-etc. me he comunicado con mujeres de múltiples contextos, de diversas identidades, con formas de pensar divergentes y similares; de todas ellas he tomado un poquitín, de todas ellas he aprendido y con todas ellas he discutido. En ese sentido, contengo multitudes.

No me asusta pensarme maternal como lo fue mi abuela conmigo, o ambiciosa en el terreno profesional como lo ha sido mi madre. No me importa aceptar que a veces me preocupa que mi cuerpo no se ajuste a los estereotipos de belleza como le sucedía a las mujeres con las que trabajé para realizar mi tesis de maestría.

Pero tampoco dejo de defender a capa y espada el derecho de todas las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, de encabronarme hasta la médula cuando leo o escucho un comentario homofóbico de ésos tan naturalizados que la gente ni los entiende, o de indignarme hasta las lágrimas cuando me entero de un nuevo caso de feminicidio en mi país o de la muerte de una chica que, con tal de ser aceptada como modelo, vomitó hasta el cansancio.

"Soy inmensa, contengo multitudes..." y como tal, me contradigo.